Carvajal: decir sí, una práctica de 119 años

Decir sí puede parecer un ejercicio fácil, reducido a una sola palabra. Sin embargo, apostarle a decir sí va mucho más allá del impulso inicial; es estar comprometido, meterse de lleno y honrar ese primer salto. Carvajal ha tenido un largo camino de 119 años lleno de avances, innovaciones y aprendizajes, pero, sobre todo, un camino atravesado por un compromiso con decir sí y además construir junto a otros este entramado que le apuesta al futuro con acciones desde el presente.

Este “sí” no es un ejercicio solitario, es una cruzada conjunta. Es trabajar mancomunadamente por un proyecto, partiendo del gran panorama, en sintonía con lo más cercano. Después de todo, no son los números al final de un Excel los que necesitan un hogar o educación o salud. Son las personas las que están en el centro de todo. Son ellas el comienzo y la meta de todo lo que hacemos en Carvajal, un principio transversal que nos ha guiado por más de un siglo. “Una empresa saludable no puede prosperar en un entorno enfermo”, igual que ese sí inicial parece una premisa simple, sanar el entorno y crecer como empresa se vuelve lógico. A medida que entendimos la envergadura de esta misión, llegamos a la misma pregunta ¿Cómo puedo ayudar?

El primero de los pasos es reconocer los límites propios, no estamos en una película y el héroe solitario no emprende el viaje épico como rueda suelta, necesita compañeros que lo ayuden a llegar. ¿Cómo escoger a esos compañeros de viaje? Lo primero que buscamos es el “sí”, y en 119 años esta respuesta afirmativa se ha transformado en decenas de aliados, que en el camino le han apostado a responder la misma pregunta ¿Cómo podemos ayudar? (ya no en singular sino en plural).

El siguiente paso, igual de desafiante, es y ahora ¿A dónde vamos? Es aquí donde necesitamos aún más compañía, esta vez no cruzados valientes, sino guías en el camino. Teníamos la voluntad, el impulso, necesitábamos dirección. Esta vino de las comunidades que nos dieron un norte, estuvimos dispuestos a escuchar y sentir sus necesidades como propias. Y, sin embargo, escuchar no es un ejercicio fácil, implica una profunda humildad, algo que de nuevo no es evidente, pero es simple. Haciendo un recuento de nuestros ingredientes, teníamos voluntad (un sí rotundo), aliados (el camino conjunto) y dirección (gracias a nuestras comunidades). Lo logramos.

¿Lo logramos? Nuestro impacto se multiplica entre más aliados haya y podamos escuchar a cada vez más comunidades, la tarea no está terminada. Tenemos que ir más allá, buscando más aliados, y que estos a su vez motiven a más organizaciones a hacer parte de esta aventura.

Estamos honrados de emprender esta búsqueda de la mano de tantos compañeros. En 119 años hemos tenido la oportunidad de ir más lejos y estamos profundamente agradecidos. Gracias por confiar en nosotros, gracias por decir “sí” y gracias por dejarnos transitar 119 años de historias, transformando entornos, transformando personas.